18 de enero de 2011

Amen

Tú conoces, Señor, mi corazón y todos mis pensamientos y, al acercarme a ti en oración, sabes de antemano mis luchas, mis debilidades e incluso lo que te voy a pedir y lo que necesito realmente.

Amado Jesús, más que cualquier otra cosa, te quiero a ti, quiero tu presencia, quiero tu amistad, tu compañía; enséñame a ser tu amigo y que cada uno de mis días sea iluminado por la seguridad de que estás conmigo por tu fidelidad.

Amen

Lo que yo digo es que, si un ateo, un evangélico fundamentalista, un mormon, Testigo de Jehová e incluso un católico-pone-objeciones-a-todo, tuviera la mínima idea del agua que ha debido de correr bajo el puente para que de un alma brote una plegaria de este tipo, sería porque ha conocido la Misericordia de Dios, pero como no parece ser así, lo único que posee es su corazón endurecido y amargo que utiliza como mazo para machacar y humillar a los que han sido regalados con la gracia de Su compañía.

Para todos ellos, el agua seguirá corriendo bajo el puente, es inevitable, por lo mismo imploro al cielo que consigan ver en esta vida de su alma brotar como un torrente una plegaria así. 

Eso imploro para ellos y para mi, no olvidar nunca cuánta agua ha debido correr bajo el puente.

Amen

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