Acerca de mi jornada de ayer antes y durante las discusiones en la Asamblea Legislativa en torno a la Fertilización in Vitro es de lo que vengo a hablarles ya que la experiencia del Resucitado pasa por la forma en que enfrentamos la realidad.
Durante la mañana salí a comprar cartulinas y un marcador negro para elaborar los rótulos que llevé, para ello elegí cuidadosamente los argumentos que deseaba exponer y al menos una hora dediqué a ello. Quisiera mencionar que, desde que desperté, me escuché diciendo: “¡Cielos! Cómo fue que me metí en esto?", lo cual resolví atendiendo a mi conciencia.
Llegué a la Asamblea Legislativa faltando quince minutos para la hora en que daría inicio la conferencia de prensa; anduve como pelota de ping-pong buscando a la asesora que me conduciría hasta que di con ella así como con varias de las personas con las que me organicé en facebook, lo cual –por cierto- fue una gran alegría.
Una vez ingresaron a la sala de prensa los diputados del PASE (Partido Accesibilidad Sin Exclusión) quienes realizaron la convocatoria, iniciaron su exposición la cual me confirmó que en mi país existen expertos que dan la talla sobrada para dar la cara por la defensa de la vida, ellos son el Dr. Rodrigo Alvarez, master en bioética, la Lic. Alexandra Loría Beeche experta en derechos de la niñez y la adolescencia y el genetista Alejandro Leal. Los señores diputados del PASE, don Victor Emilio Granados y la doña Rita Chaves tanto en sus exposiciones como en sus respuestas a la prensa se mostraron francos, claros y contundentes.
Finalizada esta cita, inmediatamente pasamos a las “barras” de la sala del plenario legislativo donde permanecimos por más de dos horas escuchando a los legisladores pero no sin antes “empapelar” con los rótulos que llevábamos la vidrieras que nos separaban. Llamamos su atención cuando ingresamos -tanto fue así-que algunos se acercaron a leer cuidadosamente los rótulos ante los cuales asintieron sonriendo. Creo que no me aparto de la realidad al decir que de alguna forma nuestra presencia allí fue de gran estimulo para aquellos que tenían preparado su discurso en defensa de la vida.
Con Beatriz Roldán, una joven pro-vida que conocí a través de facebook, llegamos a la conclusión de que estábamos presenciando la ocasión en que muchos de los señores diputados se expresaban por primera vez a título personal sobre un tema que es evidente se están tomando bastante en serio; la diputada Rita Chaves lo hizo notar cuando afirmó que se alegraba de la intervención en favor de la vida de sus compañeros legisladores por lo que -para cuando finalizó agradeciendo nuestra presencia en las barras- los rostros sonrientes de los diputados se volvieron en nuestra dirección ante el bullicio y la algarabía que manifestamos.
De la jornada de ayer –puntualmente- concluyo:
Es cierto, y debo admitirlo con el dolor del alma, que el poder Ejecutivo lanzó a los diputados para su aprobación un proyecto de ley sobre la FIV un tanto descabellado y que los ha presionado lo cual no solo es injusto, sino ilegal.
Es cierto que la Constitución de la República es de mayor rango jurídico que los instrumentos de organismos internacionales por lo que si, para evitar sanciones de la CIDH llegásemos a aprobar la FIV, estaríamos violentándola.
Es cierto que los partidarios de la FIV han ofrecido argumentos falaces a la prensa para dirigir la opinión pública hacia el temor a las sanciones de parte de la CIDH; es cierto, también, que sus argumentos están basados en la emotividad antes que en conocimiento científico, filosófico o moral.
Es cierto que al día de ayer, la lista de los partidarios de la vida ha crecido entre los legisladores como también es cierto que desconocemos el número exacto así como el desenlace de la discusión la cual, aunque apunta a que los legisladores decidirán “archivar” el proyecto, no será algo sobre lo cual podamos aventurarnos a dar ninguna conclusión hasta finalizar la discusión a la que asistiremos el día de hoy.
Es cierto –como lo mencioné ayer- que la prensa no ha ofrecido el despliegue informativo que la situación merece, como también es cierto que la Iglesia aún no se ha hecho escuchar.
Para finalizar y para que se diviertan un rato, les cuento la anécdota más jocosa:
En las “barras” estábamos junto a un grupo de campesinos que pedían a los diputados continuar perteneciendo a su provincia y -como buenos campesinos- cargaron su comidita desde casa. En una ocasión me puse de pie para despedirme de alguien y para cuando me senté de nuevo lo hice sobre algo blando. Cuál no fue mi sorpresa al levantarme rápidamente el comprobar que el almuerzo que traía en una bolsa plástica la señora sentada a mi lado era ahora un simpático guacamole.
¡Such is life in the tropics!