“Un cristianismo que no es capaz de mover a la persona,
de suscitar lo humano,
ha conducido a un desinterés hacia el mismo cristianismo,
convirtiéndolo en algo irrelevante”.
Julián Carrón, Ejercicios Espirituales, Milán-2011
Mi tarde de este jueves llegó a su final con dos jovencitas de 12 años en la cocina de mi casa preparando un pastel.
No se cuánto tiempo tenía de no pasar un rato tan delicioso, envuelta entre el atolondramiento de dos chiquillas novatas que nunca habían preparado un pastel, sus risas, torpezas y su satisfacción cuando el fruto de su esfuerzo salió del horno calentito.
Llegaron a media tarde pidiéndome ayuda ya que habían olvidado que la maestra les había pedido llevar un pastel al día siguiente. Anduvieron dos horas buscando una receta y para cuando llegaron a casa estaban un tanto preocupas y casi desesperadas ya que no tenían dinero y la madre de una de ellas -que siempre les ayuda- estaba en su trabajo y no llegaría sino hasta muy tarde.
Tiempo atrás, lo más probable es que las hubiese regañado y enviado con dinero a comprar el pastel pero esta vez no tuve ganas de hacerlo, algo en mi interior me decía: -Entra en el juego.
El resultado fue, como lo he dicho, una tarde colmada de aromas además de la certeza de una “novedad que hizo que mi vida fuese hoy plenamente vida, llenándola de una intensidad que no podría haber generado por mi misma”.
Quisiera para cada uno de ustedes una tarde gloriosa como la mía.
“Esto es lo que Cristo (con la Resurrección)
ha introducido para siempre en la realidad:
una posibilidad de vivir la vida a un nivel
absolutamente desconocido para nosotros antes…”
Julián Carrón, Ejercicios Espirituales, Milán-2011
