9 de diciembre de 2009

¿Hipócrita, yo?

El encuentra mi mirada entre la multitud y sin retirarla dice: -Dense las manos en el Padrenuestro, háganlo para probar que no son hipócritas.

Por supuesto que no obedecí, faltaba más. -Yo se de quién aprendí teología de la Liturgia, o es que acaso pretende colocarse por sobre el Magisterio?, pensé.

No tienen idea de la mirada que me lanzó -y le sostuve- cuando comprobó que no moví un dedo.

Espeluznante, no?

***
Recuerdo todavía nuestra primera reunión luego de que le fue entregada la parroquia.

Estaba yo con mi portafolio sobre el escritorio narrándole la situación de las diversas tareas que me habían sido encomendadas por el párroco anterior y que obviamente, realizaba concienzuda y alegremente (soy obsesiva así que pueden imaginarse lo escrupulosa que puedo ser) y sin haber abierto antes la boca, sin más, golpeó con su puño el escritorio y dijo:- Yo se cómo es la gente como usted. Se creen que porque estudian teología se las saben todas. Déjeme decirle que usted no me va a venir a decir a mi cómo hacer las cosas.

Más terrorífico? (Se podrá?)

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Cuánto extraño a mis anteriores párrocos, en verdad los extraño.

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En una ocasión no pude hallar a mi confesor y como urgía recibir el sacramento de la Reconciliación recurrí a él. Utilizó cerca del 90% del tiempo de mi confesión para recriminarme un asunto sobre el que me habían mal informado un año atrás y acerca del cual ni siquiera se molestó en preguntar mi versión de lo acaecido.

- Padre, se da cuenta que usted pasó un año resentido conmigo y que pudo habérselo evitado si se hubiera tomado la molestia de preguntarme?. Le dije al final.

Más desalentador o así está bien?

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Cuando recién llegó a la comunidad estaba programada la primera visita pastoral del Arzobispo. De la Curia le hicieron llegar un enorme cuestionario que él debía completar coordinando entrevistas con diversidad de grupos y personas. Adivinen a quién le pidió que lo completara? Pues si, a la estudiante de teología.

No podía negarme, no porque fuera el sacerdote, sino porque quería aprender. Así lo hice, lo completé y al cabo de un mes, yo misma lo entregué, original y dos copias en la oficina del Arzobispo.

***
Luego de haberme ido relevando de mis labores pastorales poco a poco y de otras, retirado por mi propia voluntad hasta quedarme sin ninguna de ellas, en la Vigilia Pascual de este año, tuve la "espectacular" idea de acercármele para –en un gesto de reconciliación- agradecerle su servicio a la parroquia, porque, de verdad, no soy de los que tiran la piedra y esconden la mano, ni tampoco de los que solo ven defectos, nunca ha sido para mi dificultad reconocer en otros sus talentos y cuando lo expreso, soy completamente sincera y además no me reservo nada.

Pues qué dijo?
Dijo: - Gracias. Así, nada más. Más tarde me sorprendería agregando algo más.

Cuando estábamos en la homilía, en la ho-mi-lía de mi amadísima y Solemnísima Vigilia Pascual se refirió a mis palabras de gratitud y las rebatió como si de una ofensa se hubiese tratado.

No se les hace un nudo en el estómago?

Pues a mi si, de tal manera que con nudo en el estómago, decepcionada, utilizada, agredida y traicionada, me dije:- ¡Suficiente!. Obviamente para mi fue suficiente, más no para él.

El domingo 29 de noviembre era el 50º aniversario de mi natalicio, me preparé y fui temprano para “pagar” la misa con tiempo y ofrecerla en acción de gracias por este acontecimiento tan feliz. Cuando llegué, la sacristana me dijo:- Mijita, hágame el favor de escribirlo en la hoja usted misma y además escríbame la presentación de esta niña. Así lo hice y por lo que pude ver, solo había tres intenciones para esa misa: un difunto, un bebé y mi cumpleaños. Adivinen cuál de las intenciones no leyó?

Efectivamente, la mía. No le dio la gana leer mi intención, escrita de mi puño y letra y así se dio el gusto de privarme de que los demás se enteraran de mi cumpleaños. Me privó de que mis hermanos se alegraran en Cristo conmigo y por mí.

Mayores miserias hay en el mundo, lo se, pero algo así, qué necesidad había?

***
Retrocedamos un momento en el tiempo.

Desde Semana Santa me había puesto tras especialistas en Sagrada Liturgia y había hecho personalmente varias consultas a sacerdotes y seminaristas para confirmar con ellos si algunas de las cosas que hace este sacerdote eran o no abusos en la Liturgia y obviamente lo son, como por ejemplo, remover el altar hacia el sagrario, cubrirlos con cortinas y celebrar una obra de teatro en el presbiterio.

No se horroricen, conmigo basta.

Como confirmaron lo que ya sabía, paso seguido y asistida por Catholic.net, redacté una denuncia que a la fecha no he enviado, no solo porque no ha sido fácil para mi admitir que existen sacerdotes así sino porque tampoco ha sido fácil perdonarle, ni fácil anteponer la caridad a mi soberbia.

Pero bien, anoche, en la Misa de la Inmaculada Concepción, y como también celebraba años de ordenación sacerdotal y no pudo evitar decir un par de herejías dentro de la homilía, como por ejemplo que “María realiza la obra de salvación”, y también, como tras la Consagración puso a la Asamblea a cantar un canto donde primero aplauden, luego levantan los brazos, luego se agachan y luego saltan y extienden en cruz los brazos, y como además nos pidió darnos las manos en el Padrenuestro así como cada uno de los usuales abusos que ya todos conocemos, me dije: -Crucita (así me decía mamá). Creo que ya va siendo hora de que mandés esa carta.

Y así será. Original y dos copias con firma de recibido a la oficina del Arzobispo, una de las copias via fax a la Congregación para el Culto Divino y de los Sacramentos y la última para él, para ver si –finalmente- se entera que hipócrita no soy.

***
Las ironías no son más que el último desahogo que me permito antes de emprender el solitario camino de hallarme anatemizada por mi párroco (y hasta por el Arzobispo, quizá)  enjuiciada por mis hermanos como la solterona amargada a la que no le gustan las misas con charanga. Pero bien, no es nada grave, a la soledad entre los míos estoy acostumbrada.

***
¡Madre mía, y solo falta que en ninguna de estas instancias me presten atención!

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Jaja, mejor me detengo, esto ya parece una película de terror.

Un abrazo y gracias por la atención.



Oficina parroquial

Luego de publicar esta entrada llegué a preguntarme de qué sirve comentar todo esto con ustedes (porque edificante no es, por supuesto que no), pero es que, sinceramente me digo: Cuántos laicos comprometidos habemos hoy día en el mundo que pasan estas y cosas peores y no toman la decisión de enfrentar la realidad? Habemos muchos, lo se, los conozco. Les servirá mi experiencia para tomar iniciativa? Pues espero que si, solo por eso valdría la pena exponerme de esta manera.

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