En el ciberespacio he llegado a entrar en contacto con católicos o al menos, que aseguran serlo, pero que expresan de vez en cuando comentarios mediante ironías o sarcasmo, a quienes somos fieles al Magisterio y al Papa en el sentido de que no somos tan buenos católicos si estamos permitiéndonos serlo como “ católicos liberales”.
A estos católicos me dirijo hoy porque, luego de platicar con ellos sobre varios temas y de sentirme objeto de su proselitismo y hasta un poco, lamento decirlo, hostilizada, quisiera darles a conocer con todo el cariño y la honradez de que soy capaz, en qué situación nos colocan con su incierta participación ante la Fraternidad y, manifestarles hacia el final de esta nota, lo que considero juntos estamos en capacidad de hacer para remediar esta situación.
Cito literalmente la entrada que colocaron en el facebook en la cual celebraban el natalicio de Monseñor Lefevbre:
“29/Nov/1905 - 29/Nov/2009, 104 años del nacimiento del Arzobispo Marcel Lefebvre Gran Defensor de la Doctrina Católica, de la Santa Misa y el Sacerdocio”.
Mensajes como este, estimados hermanos, “me dejan pensando que si ustedes son de la Fraternidad y, que por tanto, se han sentido por largo tiempo marginados por el resto de los católicos, es natural que ahora con esto de las conversaciones con la Santa Sede busquen acercarse y hayan elegido como medio el facebook.
Pero si no pertenecen a la Fraternidad, y son católicos simpatizantes, convendría dejarlo claro, porque nos dejan el mensaje de un doble papel, tal y como si no hubieran salido del closet. Este doble papel, desde mi punto de vista, es una situación cómoda que evade el compromiso, lo cual me parece contradice el espíritu de diálogo para la unidad y la reconciliación de Monseñor Fellay y del Santo Padre.
Dicho de otra manera, es humanamente imposible jugar simultáneamente desde ambos lados de una cancha de tenis o de una mesa de ping-pong, quienes consideren que son capaces de hacerlo y ganar, se engañan.
Por último, si son de la Fraternidad y buscan ser acogidos integralmente, convendría que cuando se acerquen a nosotros desistan de convencernos de que la única verdad se encuentra en su apreciación de la Iglesia, porque, o es la Iglesia el Templo del Espíritu Santo o lo es la Fraternidad sacerdotal san Pío X.
El Vaticano ha dado los primeros pasos para reconocer la porción de verdad que les corresponde, por eso, cuando la Fraternidad reconozca la totalidad de su autoridad al Santo Espíritu de Dios en la Iglesia, empezaremos a ver los frutos de su acción, antes no. Porque como Iglesia y Templo del Espíritu no podríamos arrojar frutos de santidad si estamos divididos, por la misma razón que la Trinidad es unidad del Padre y del Hijo en el Espíritu y no personas que, desde sus respectivas porciones de verdad, buscan un acuerdo..
Y, si como miembros o simpatizantes de la Fraternidad, añoran la unidad tanto como yo, sería oportuno que juntos diéramos los primeros pasos, empezando por sitios como facebook, porque estos asuntos tan delicados no los resolverá el Espíritu exclusivamente entre Monseñor Fellay y el Santo Padre, sino desde nuestra intimidad, porque como miembros de Cristo y de su Iglesia, cada uno de nosotros también es Templo”.