9 de noviembre de 2009

¡Y es que ya yo estoy por apostatar!


"¡Y es que ya yo estoy por apostatar!"
 Serie: Diálogos con Julián

***

Un día de estos, deambulando por un foro católico de renombre, me hallé con esta exclamación como título de una entrada y, como es obvio, despertó mi curiosidad, abrí la entrada y hallé la explicación:
¡Y es que ya yo estoy por apostatar!

(Eso si no me anatemizan algunos por ser un hereje tridentino.)

Este artículo, que aparece en la Web de la Conferencia Episcopal Española es una verdadera provocación, esto es la suma impiedad que va en contra del Magisterio cetrino y contra la Santa Misa en el seno del Orden Episcopal, esto es una vergüenza para España.

Hace tiempo que el artículo está ahí y en muchos sitios se le ha criticado y se ha pedido que se retire. Yo tenía esperanzas de que lo quiten, pero... hay... lo que queda de Iglesia en España debe hacer algo para que quiten esto de ahí...

http://www.es.catholic.net/foros/viewtopic.php?f=138&t=3632

Vaya, que luego de leer el artículo, no puede uno menos que solidarizarse con el; por lo mismo, seguidamente le respondí.

- o O o -

Ay, Julián,“el alma que te oye”, diría mi abuela.

Mira, soy centroamericana y el recién pasado viernes le hice una consulta en torno a este tema a uno de los teólogos de mi país y me ha respondido en el mismo tono de esta carta. Ves? No hace falta estar en España para experimentar tu indignación. ¡Menudo consuelo!, me dirás.

Bien, pues creo que para no dejar que las ganas de apostatar nos sobrepasen, tenemos que tratar de comprenderles, a los obispos, digo.

Si yo fuera obispo, pues claro que es posible que redactaría una carta así, porque me parece que muchos de los obispos (y presbíteros) en nuestros días ven amenazada su Iglesia post-conciliar, esa Iglesia “en la que fui llamado a mi vocación”, “a la que he entregado mi vida”, “la que me ha dado abrigo y comida”, “un estatus y cierto prestigio ante los hombres” (esto, claro, refiriéndome a aquellos que no sudan la gota gorda en parroquias o diócesis donde no hay ni para comer).

Me parece que esta actitud suya de claro cuestionamiento al Papa es producto del temor de ver su posición, pero sobre todo su concepción de Iglesia amenazada y por ese lado tienen razón; pero, ¡un momento!... entonces, si ellos poseen una concepción de Iglesia, cúal será la que tenemos los laicos y un porcentaje significativo del clero, y que no coincide con la suya?

Porque, fíjate bien, pon atención, lo que estamos presenciado y que es el meollo del asunto y el origen del desconcierto, es que estamos manejando diferentes concepciones de Iglesia. ¡Oops!

Así las veo:

La de ellos, una Iglesia post-conciliar, según se me ocurre llamarla, que me parece que no está alejado de la verdad.

Nosotros,  una Iglesia que no es ni pre ni post conciliar, sino una que es un continuum de la presencia de Cristo en la Historia de Salvación desde la Creación del mundo hasta la Parusía.

Como ves, su concepción es limitada, el asunto es que habría que comprender cómo fue que se han permitido llegar a esta concepción, y además, por qué razón nosotros no la compartimos.

Atreviéndome a sacar conclusiones, me da la impresión que en ellos ha prevalecido una cierta pérdida del sentido del Misterio, porque si te das cuenta, son Obispos o sacerdotes que, respetuosos o no de la Liturgia, tienden a requerir de la atención de un público; para muchos de ellos, Cristo -en mayor o menor grado- ha dejado de ser "acontecimiento" [1] y, al dejar de ser acontecimiento, deja de ser Misterio, y por haber dejado de ser Misterio se vuelve Cristo mero hombre, uno cuyos bienes se han de administrar eficientemente. No se qué te parece, pero para mi es de sentido común, una cosa lleve a la otra.

Ahora, tratemos de verificarlo: Les sucede lo mismo a los sacerdotes, ya sea diocesanos o religiosos que “no figuran”? Me parece que no.

Lo que significa que existe en aquellos el pecado de soberbia, en mayor o menor grado, pero existe.

Ahora bien, detectado el problema, qué se puede hacer? Porque todo son opciones, cierto? Que se toman o se desechan.

Orientemos la mirada hacia el Santo Padre para ver qué está haciendo: El Papa está haciendo lo que tiene que hacer, está siendo prudente, firme pero delicado, está comportándose magnánima y magníficamente desde mi ángulo de apreciación.

Y nosotros los laicos? Pues hasta donde puedo ver no hacemos nada, quizá indignarnos, o peor aún, ignorar estos asuntos o mostrarnos indiferentes; pero no, eso no es de cristianos, por lo que nosotros los laicos vamos a tener que hacer algo, desde la caridad y la prudencia, pero también desde nuestra conciencia de pertenencia a la Iglesia y en fidelidad a nuestra llamado a la santidad.

Para empezar y a título personal, estoy empezando por considerar hacer corrección fraterna al cura párroco en torno a abusos en la Liturgia, sacaré una cita con el y por lo demás, estoy dispuesta a ir hasta el final del camino, hasta instancias en la Santa Sede si es preciso, lo hago por mi conciencia de pertenencia a la Iglesia y por razón de mi respuesta al llamado a la santidad, como un acto de misericordia, al que –te soy franca- me ha sido difícil llegar.

Para ello, me apoyo en las directrices del Papa y del Magisterio, en las consultas que he hecho a múltiples sacerdotes y laicos; también he decidido dejarme orientar por los asesores que ofrece este foro, todo esto, para garantizarme que lo hago por las razones correctas y además en fidelidad y obediencia, así como en caridad.

Cada uno de nosotros, los laicos y consagrados, deberá encontrar su camino en toda esta situación.

Cada uno tendrá que hacer un esfuerzo por comprender a la luz de la gracia el pedacito de historia eclesial que le está correspondiendo vivir; eso si, hablar y orar, pero también actuar, porque no existen otros católicos en el mundo que hayan sido llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra, no existen otros, más que nosotros.

Así que ánimo, no apostates, todavía no llega a tanto; además no te sientas solo, yo también he estado y lo estaré en un futuro cercano, a punto de ser anatemizada en mi parroquia, y lo estaré solo por confiar en el criterio del Santo Padre y en la guía del Espíritu Santo, solo porque Cristo para mi, todavía es acontecimiento, y eso, que ni siquiera he pedido la misa tridentina.

Saludos.


 [1] Julián Carrión
Aclaración: la nota ha sido editada ligeramente de la original debido a que consideré  necesario ampliar algunas ideas..

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