No me gustan los agites de la vida, la verdad que no. No dan tiempo ni para pensar. Claro, son un magnífico entrenamiento, qué se yo, lo modelan a uno en la paciencia, prudencia, fortaleza... pero igual, algunos agites lo dejan a uno exactamente como si te la hubieras pasado el día entero dentro de una licuadora.
Pues bien, no los dejo con la curiosidad, les cuento: dos de mis dos hermanos están enfermos, una en cuarentena porque parece que tiene la gripe H1 (esperemos que no), otro que, con los agites de su propia vida, se le ha subido la presión arterial. Luego, está la cosecha de chiles el día de hoy, su selección y entrega; luego, los agites de un día de trabajo normal; luego, que nos han respondido de Una Voce Internacional y estamos llenos de expectativas; luego, que murió tía Nena y ni idea tengo de cómo voy a hacer para ir mañana a su funeral. Anoche no dormí bien porque mis dos hermanos, que no saben estar enfermos, se la pasaron llamándome por teléfono hasta después de medianoche pidiéndome ayuda. La cosa es que me vengo aquí a tratar de relajarme y descansar y empieza a sonar el teléfono o la gente a buscarme.
Mucho, pero mucho agite, demasiado. Iré a darme un baño y detenerme un rato a ver si logro ordenar este caos.
Ahora bien, además de venir a desahogarme, que me parece que eso es lo que he hecho (me disculpan), quería compartirles que, si bien el grupo ¡A que encuentro 10 costarricenses que desean la Misa Tradicional! no está creciendo como me gustaría, al menos no está decreciendo debido a un par de noticias que les comuniqué en privado y que podrían haberlos desalentado o hasta retractado del asunto; antes bien, algunos se han comunicado conmigo y no solo me han hecho saber que desean el misal que les ofrecimos sino que reiteran su apoyo a la iniciativa.
Me ha dado mucho gusto también que el Secretario de Una Voce Internacional hubiese respondido a nuestra consulta y que se haya integrado al grupo en facebook. Estamos analizando la información que nos envió para tomar la decisión acerca de eventuales acciones que podría tomar nuestro grupo.
Les confieso, aún no hemos hallado el sacerdote que oficiará la misa, pero se que lo encontraremos. Casi que me atrevería a decir que se acercará a nosotros para ofrecerse y que será más de uno el que lo hará. No se por qué, pero eso intuyo y yo me fío de mi intuición. Además, caray, que es algo grandioso lo que estamos promoviendo, magnífico, majestuoso, de una enorme trascendencia para la vida de la Iglesia, me rehuso a pensar que no exista más de un sacerdote en mi país que no lo considere así.
En fin, quedan actualizados en el agite que ha sido mi vida en las últimas 24 horas.
Sigan orando por nosotros, no desistan.
Ah, por cierto, hablando de agites y de esta especie de entrenamiento que es la vida de un cristiano, no me iré sin dejarles este fragmento del Cardenal Newman que nos viene de a cajón...
"...la cristiandad católica [ ] es una enorme asamblea de seres humanos con intelectos testarudos y pasiones intensas, reunidos en unidad por la belleza y la majestad de un Poder Sobrehumano, en lo que podríamos llamar un gran reformatorio o escuela de entrenamiento, no como en un hospital o en una cárcel, no para mandarnos a la cama, no para ser enterrados vivos, sino [ ] reunidos en una suerte de fábrica moral, para fundir, refinar y modelar mediante un proceso incesante y ruidoso la materia prima de la naturaleza humana, tan excelente, tan peligrosa, tan capaz de responder a los propósitos divinos..."
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Ah, y olvidé mencionar que ayer fue el cumpleaños 18 de mi sobrino menor y además que sufrimos un temblor de 6.2 en la escala de Richter... ¡Esto es demasiado!