23 de julio de 2010

Un aunténtico don Nadie


Como Bruno Moreno soy fanática del elemento romántico de las causas perdidas y coincido con el padre José Fernando Rey sobre que “…jamás seremos santos mientras nos empeñemos en mantener el control sobre el bien que podemos hacer".

Le decía a Bruno que lo atractivo de las causas perdidas es que dentro del elemento romántico existe la veta de la dignidad con que los actores conducen sus vidas. Lo mismo aplica a la pasión –casi locura- de los santos. Retírenle su dignidad a un activista y obtendrán un activista patético; en cambio, cualquier santo por más apasionado que haya sido, jamás fue ni podría ser patético.

No se cómo será en España, pero aquí en mi tierra he tenido la fortuna de conocer a personas que están verdaderamente locas o -vistas cristianamente- en camino de santidad.

Cuando digo esto, estoy pensando en ese desfile de don Nadies que he llegado a conocer y que han pasado por la vida sin ser reconocidos pero que han dejado tras de si una estela de bondad.

En particular recuerdo al tío Gary, a doña Tilia y a varios más, pero por el momento me ocuparé de mi tío, de los demás les hablaré en otra ocasión.

Tío Gary fue rotulista, un auténtico don Nadie.

Existe una capital de provincia en mi país que por décadas cuando la visitaba me hacía llenar de orgullo: todos los rótulos, ya fuera de tienditas, cines, barberías o hasta Bancos, eran rótulos hechos por mi tío.

Además de rotulista era leal amigo de alcohólicos, prostitutas, adictos, ladrones y vagabundos y aunque en apariencia semejaba uno de ellos (tío era bien feo y desarrapado) lo que lo distinguía era la dignidad con que condujo su vida.

Durante el día y casi todas las noches era rotulista, sin embargo, una o dos noches a la semana las dedicaba a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Y es que tío alquiló por décadas una casa de dos plantas para tener a disposición de sus amigos un local en el cual colaborar con ellos a la recuperación de su salud, de su trabajo y de su dignidad.

Recuerdo verlo conversando en las esquinas y en las callejuelas de la ciudad con la gente de la que todos pasan de largo no más que para ofrecerles “un gallito", ropa limpia, un trabajo o simplemente recordarles la reunión de la noche.

Tío murió pobre y enfermo. Antes de morir tuvo a su disposición al menos cariño, comida, un lecho limpio y techo sin goteras en mi casa. Fue siempre y lo será, mi tío preferido, el tío de las causas perdidas, quien me enseñó en primera persona la dignidad con que conducen su vida los románticos así como la pasión con la que viven los santos.

Un auténtico don Nadie, pero con dignidad.

(de esos a quienes decidimos ignorar o elegimos pasar de largo, esos mismos)

-oOo-

Por cierto, sería mucho pedir hagan una pequeña oración por la salvación de su alma? Ustedes saben, esto de la santidad no depende de nuestros juicios sobre la vida de las personas si no de la Misericordia de Dios.

Gracias por adelantado

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...