Este año, y en particular, esta Cuaresma, me ha enseñado que muchas relaciones que pensé haber establecido con personas adultas eran en realidad relaciones con adultos que no han alcanzado un nivel de madurez humana que corresponde a su edad. El aprendizaje ha sido de tal magnitud que mi propia madurez se ha visto en entredicho, pero bien, eso sería un tema aparte. A lo que vengo:
Con todo esto de los ataques a la Iglesia he venido considerando que mi relación con la humanidad es de este tipo.
Decía en otro sitio que, la madurez humana no siempre va de la mano con la madurez espiritual, lo que podría explicar la actitud de muchos católicos hacia la Iglesia y de otros muchos no católicos también.
Es obvio que (como de adolescentes) existe multitud de adultos que viven resentidos con sus progenitores, hermanos, tíos, cónyuges, autoridades gubernamentales (como con la Iglesia) sin haber alcanzado siquiera la más básica reconciliación consigo mismos. Estos adultos (como los adolescentes) tienden a pensar que sus progenitores, hermanos, tíos, cónyuges, autoridades gubernamentales (o la Iglesia) merecen hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones y es cierto, deben hacerlo, pero eso no implica que deban sentirse obligados a ser con ellos, como efectivamente lo son, crueles o perversos.
La crueldad y perversidad en los adolescentes son producto de la inmadurez, como lo es en los adultos cambiar la verdad por una mentira que satisfaga su resentimiento, tal y como lo es cambiar el 1% (que dentro del total de denuncias por abusos ocupan los cometidos por sacerdotes) por el 99% de denuncias que ocupa el resto de la sociedad.
La verdad debe ser dicha, este 1% no es la causa del mal moral en el mundo.
La verdad ha de ser dicha, la humanidad es un adolescente porque simplemente no se decide a tomar la opción de madurar.
Así es como, con ella (como con otros "adultos" u adolescentes) me empezaré a relacionar.
Y lo haré solo, por cuidar de mi salud mental.