29 de octubre de 2010

Diálogo entre corazones

Para cuando la autoridad de InfoCatólica me invitó con mi blog a participar de este sitio yo venía introduciéndome al Movimiento Comunión y Liberación.

Poco tiempo después, le comentaba a otro de los bloggers, que InfoCatólica me había hecho (y yo aceptado) la invitación en un período de cambios profundos en mi vida espiritual por lo que no estaba segura de si, al final de cuentas, lo que resultara de aquello iba a convenir a la línea editorial.

Fui, como por lo regular, ingenua e ignorante al plantearlo así y mencionarlo ya que profundos cambios en la vida espiritual de una persona católica tendría que conducirle a una mayor y más firme adhesión a Cristo y a la Iglesia.

Pues bien, a lo que voy es que -me parece- que voy saliendo de esa etapa y que la misma está arrojando como resultado una criatura nueva en algunos aspectos pero también a una criatura nueva con algunas ideas un tanto descabelladas, como lo fue abrir el grupo Voces Católicas CR.

Precisamente en este grupo ayer un joven costarricense hacía una consulta acerca de su papel como catequista de Confirmación ante las preguntas desafiantes que le plantean los jóvenes de la catequesis. Decía que uno de los reclamos que le plantean es la falta de coherencia en los católicos.

Para aquellos de nosotros que procuramos vivir coherentemente, un reclamo de este tipo resulta desconcertante, pero que nos descoloque no quiere decir que no sea un reclamo legítimo que merece obtener satisfacción, máxime cuando proviene de una persona joven.

Durante esa pequeña conversación con el catequista caí en la cuenta que ni el chico de Confirma ni ningún otro que nos plantea reclamos o desafíos tiene idea de qué es lo que en el fondo -verdaderamente- reclaman y no la tienen porque no han prestado atención a lo que su corazón anhela.

Lo planteo de otra forma: ¿Qué es lo que todo corazón humano anhela? Anhela dar satisfacción a sus más profundas exigencias. ¿Quién el el único que las satisface? Cristo es quien da satisfacción a los más profundos anhelos del corazón humano.

Claro, eso nosotros lo sabemos, pero muchos de los chicos de Confirma todavía no, ni la mayoría de quienes nos plantean reclamos lo sabe, por lo mismo, cuando demandan ver coherencia lo que en lo profundo de su corazón reclaman es ver a Cristo, eso es lo que piden. Las personas demandan, quieren ver a Cristo.

Muy bien, este descubrimiento -para mi vida de fe- es excepcionalmente importante más la cosa se tornó aún más interesante o quizá, ¿debería decir: descabellada? .

Hace unos días mencioné en otra entrada que debía plantearme una estrategia diferente con las personas ya que detesto llevarme mal con ellas, decía que la misma tendría que considerar hablarles al corazón, tener presente que son personas que no han conocido el amor de Dios y, sobre todo, referirme y dirigirme a ellas únicamente en términos que utilizaría con alguien por quien Dios tiene predilección..

Lo cual, tras la conversación con el catequista, me hizo reflexionar en lo siguiente: si las personas demandan de nosotros coherencia porque su anhelo es ver a Cristo y -a la vez- anhelamos ver a Cristo en ellas, por tanto, cuando nos dirijimos a ellas estaríamos dirigiéndonos a Cristo y ese diálogo sería del corazón al corazón de Cristo de tal manera que nuestras conversaciones serían una forma de oración.

Oración que, ciertamente -desde quien me presenta un reclamo- me plantea desafíos, pero, cuál oración verdadera no lo es?.

Lo planteo de esta otra forma: ¿Se le podría llamar oración al diálogo entre corazones que anhelan ver a Cristo?.

Me parece que si. No se si me he dado a entender ni qué llegarán a pensar los lectores habituales o los expertos sobre esta idea. ¿Qué piensan, es tan descabellada como me parece?.

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