22 de febrero de 2010

Una muerte es la madre de mil vidas

Anoche, entre dormida y despierta, escuchaba en EWTN a un sacerdote hablando sobre el Cardenal Newman, como telón de fondo le servía la impactante Biblioteca del Cardenal con más de 10.000 mil tomos.

El sacerdote hizo mención a la primavera, decía que la Cuaresma es como la primavera, asumo que citaba al Cardenal pero como no estaba segura-como les digo, estaba entre dormida y despierta- me he ido a investigar.

Hallé el siguiente documento: An Essay on the Development of Christian Doctrine, en su sexta edición, 1989, en las páginas 14-18 donde el Cardenal expresó:


"Tenemos conocimiento del orden, la constancia y perpetua renovación del mundo material que nos rodea. A pesar de que cada una de sus partes es frágil y transitoria y que son inquietos y migratorios sus elementos, sin embargo, perdura. Está sometido a una ley de permanencia, y aunque muere una y otra vez, siempre vuelve a la vida. La disolución no hace más que dar nacimiento a nuevos modos de organización, y una muerte es la madre de mil vidas. Por lo tanto, cada hora es sólo un testimonio de cuán efímera y, sin embargo, segura y cierta es la gran totalidad. Es como una imagen en el agua, que siempre es la misma, aunque el agua fluya constantemente. El sol se esconde para levantarse de nuevo, el día es engullido por la oscuridad de la noche, para nacer de ella, tan puro como si nunca se hubiera apagado. La primavera se convierte en verano y, a través del verano y el otoño, en invierno, para retornar, con mayor seguridad, a triunfar sobre esa tumba hacia la cual se ha acercado rápidamente desde su primera hora. Nosotros lloramos los capullos de mayo por que se van a marchitar, pero sabemos que mayo es un día que se vengará de noviembre, por la rotación de ese solemne círculo que nunca se detiene, el cual nos enseña, en la cúspide de nuestra esperanza, que hemos de ser siempre equilibrados y que, en la profundidad de la desolación, no debemos desesperarnos nunca." (La Segunda Primavera)
 
Creo que no tengo nada más que agregar, el sacerdote que hablaba en aquella fabulosa Biblioteca citaba al Cardenal Newman: la Cuaresma es como la Primavera, Cuaresma que es la madre de mil vidas.


10 Habla mi amado, y me dice:
“¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!

11 Porque ya pasó el invierno,
cesaron y se fueron las lluvias.

12 Aparecieron las flores sobre la tierra,
llegó el tiempo de las canciones,
y se oye en nuestra tierra
el arrullo de la tórtola.

13 La higuera dio sus primeros frutos
y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!

Cantar de los Cantares
 

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