1 de abril de 2010

Inmóvil en el silencio

Claro, uno viene aquí y les participa que después de la celebración de la Misa de la Cena del Señor me detuve ante el Monumento y me eché a llorar, y muy probablemente más de uno llegue a pensar que esta pobre mujer tiene un tornillo suelto, y quizá tenga razón, pero lo aclaro, el tornillo suelto no es el de mi cabeza, sino el de mis lentes.

Por su causa, hoy se desprendió de su aro el lente izquierdo justo al bajar del ambón después de que leí la segunda lectura. No supe de él. De no ser por don Gerardo, el monitor, que vió donde cayó y lo recogió, seguro que lo pisan o lo pierdo. Me alegra que se haya desprendido después de leer porque no me imagino leyendo con un ojo cerrado ante la asamblea.

Difícil de creer, verdad? Pero sucedió, y se los cuento por si han olvidado sonreír.

Vaya, por dicha uno sabe cuán sin importancia ante el trono de Dios son este tipo de cosas, pero de que suceden, suceden y sucedió que lloré, lloré ante el Sagrario, con lágrimas en los ojos, permanecí de pie largo rato, inmóvil en el silencio.

***

"El silencio cristiano nace de la Presencia,
de la plenitud de la Presencia:
no tengo nada que decir,
sólo puedo guardar silencio para no perderLe".
Julián Carrión

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...