- "Mi fuerte es la evangelización, aunque suene feo decirlo. Por eso, a mi no me gusta la gente que a la hora de la paz solo se da la mano, cuando la paz es el momento de darse un fuerte abrazo. A ver, dennse un fuerte abrazo todos, saluden al hermano, alaben, glorifiquen a Dios".
(La asamblea en este momento hizo lo que el sacerdote indicó y se dieron la paz muy entusiasmados trasladándose de sus lugares para saludar a los demás y abrazándose, dando palmas y bailando a rítmo de un canto con rítmo de merengue, o salsa, no se bien, la verdad. El momento de la paz se prolongó por cerca de 10 minutos. Llegado el momento de la comunión dijo:)
- "El Señor ha estado grande con nosotros hoy, la gente que estuvo en el retiro vió la fuerza del Espíritu Santo, gente hablando en lenguas, gente que abrió a Dios su corazón, hombres que tenían años de no acercarse a un templo, gente llorando, alabando a Dios, por eso les digo: pueden comulgar hoy pero luego me buscan para confesarse".
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Esto es solo parte de lo que en la celebración litúrgica de hoy mis ojos vieron y mis oídos escucharon.
Ahora bien, yo me pregunto, ¿debo hacer algo al respecto?
Bueno, creo que si, pero si he de hacer algo, tendría que ser algo más que mencionarlo en este blog.
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¿Se dan cuenta? Uno los defiende, uno los apoya, uno colabora con ellos; pero uno mira al Papa y no ve en todos ellos lo que ve en el Papa, y es porque, esos pocos, ni siquiera miran al Papa.
(Cuántas veces me he dicho a mi misma: No vayas, Crucita, a esa misa, no vayas. Ve a San Antonio de Padua, allí hacen las cosas bien. Pero siempre termino yendo y sintiéndome igual: impotente)
Por cierto, les quería pedir: podrían rezar por este sacerdote, pero también por mi?
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