El querido padre Sixto compartió con nosotros en facebook un relato del padre Fernando Pascual L.C. publicado en Church Forum que describe bien las circunstancias de laicos y consagrados en algunas parroquias…
Pues bien, como me imaginé que el padre Sixto en facebook esperaba un comentario, sin pensarlo mucho dije lo siguiente:
“Padre, me dieron ganas de llorar. Sabe lo que pensé? Que uno como laico extraña muchísimo de los sacerdotes, no el que lo consideren a uno la persona más importante del mundo -que sería lo ideal- sino hallar en ustedes el mismo amor desenfrenado que tiene uno por Nuestro Señor y sus criaturas.
Para que mostrar ese amor no hace falta que cancelen reuniones, sino nada más cosas como que haya más horas de confesión durante la semana, que visiten al menos a un ancianito de vez en cuando, que abran las puertas de las casas curales, que celebren la misa con todo cuidado y amor... Son pequeñas cosas, nada del otro mundo cuando se considera que esas son las pequeñas cosas que los hacen diferentes de los demás hombres.
He tenido párrocos maravillosos, en los que he hallado a Nuestro Señor, pero en otros, Nuestro Señor y sus ovejas, quedamos relegados a segundo término, porque el primer lugar lo ocupan todas esas otras "grandes cosas" que a veces un sacerdote llega a considerar (no se cómo ni por qué) más importantes”.