Dedicado a los moderadores de Catholic.net
Le pido a Dios que para cuando llegue a vieja, pueda al menos estar en capacidad de sonreír al recordar estos años del pontificado de nuestro amadísimo Benedicto XVI.
Espero que finalmente hallamos llegado a comprender el significado y la necesidad de la hermenéutica de la continuidad y de la reforma de la reforma.
Confío en el Espíritu de Dios que nos guía y acompaña en estos tiempos tan desconcertantes y no exentos de tristeza.
Espero alcanzar a ver en mi ancianidad una Iglesia católica saliendo renovada y fortalecida de todo esto.
Confiada estoy de hallarnos, luego de mi muerte, a todos juntos allá en el cielo.
¿¡Qué sería mi vida, mi Dios, sin la Esperanza!?